Andaba juntando los pedazos rotos,
la mirada limpia, la voz del llanto.
Me viò de azul lo negro,
y le vì blanco su collar de otoño.
Vine tal vez por accidente,
aromo turbio o necedad creciente,
como si fuese ala rota, que
no desprende de la tierra,
vine a la suerte y en humo negro.
Al subir su frente, su cabello suelto,
su voz creciente, le fuì colocando
las manos, y el barro fuè forjando gente.
A besos juntè sus ojos mirando luz incandescente
su mirada tènue, de agua blanda
como gota que reclama el rìo,
la tuve tibia cuando al nacer
humedeciendo fuè al rocìo,
la tuve azul en el profundo mar
y negro, poco a poco en par........
La tuve en dos
ResponderEliminaren una carcajada...
sumando risa gris
en la ceniza
Cuanta intensidad de emociones trasmiten tus poemas, hermoso en su totalidad.
ResponderEliminarUn cálido abrazo alado,
Diana
Gracias Diana.......
ResponderEliminarsi, no es la intensidad...
la calma no puede producir oleaje..
gracias bella por esta sorpresa...
bienvenida.....y espero sea seguido
abrazos desde mi valle.....